Minino Garay: “Sé donde estoy parado y eso me permite disfrutar de todo lo que hago”

Minino Garay: “Sé donde estoy parado y eso me permite disfrutar de todo lo que hago”

Minino Garay: “Sé donde estoy parado y eso me permite disfrutar de todo lo que hago”

Un avant-gardiste. Así podría definirse en pocas palabras a Minino Garay, uno de los percusionistas más reconocidos de la escena internacional. A más de 20 años de haberse instalado en Francia y después de haber trabajado con artistas de la talla de Dee Dee Bridgewater, Magik Malik y Benamin Biolay, el músico argentino sigue más vigente que nunca y sorprendiendo en cada nuevo proyecto. 

En esta entrevista con Becasting,  el artista nos cuenta cómo fueron sus inicios en su Córdoba natal y de qué manera ha logrado que la fusión de estilos se convierta en su marca registrada.  

-Hola Minino, ¿en qué momento la música llegó a tu vida?

Minino Garay: Llegó de niño, en Córdoba. En mi familia no había músicos, pero el hermano de mi madre fue un gran productor de los años 70 que hacía festivales y llevaba cantantes de esa época como Sandro y Palito Ortega a nuestra ciudad. También creó Las Chichi, el primer grupo de mujeres que hacían música popular cordobesa. A mí me llevaban a esos bailes populares que él organizaba, donde podían juntarse miles de personas. 

En definitiva, me crié en el ambiente de la música y los músicos.  Ir a ver tocar a otros hizo que me interese naturalmente por este mundo. Lo que más me gustaba era la  percusión y los tambores y así es como me puse a estudiar y a estudiar. Finalmente, lo que en un prinicpio era una aptitud sumado a mi interés, se terminó convirtiendo en vocación. 

- ¿Qué formación realizaste y qué tan importante considerás que es la educación formal?  

MG: Los estudios son fundamentales. Hay casos de gente que se forma de manera autodidacta, pero hay que decir que son pocos teniendo en cuenta la cantidad que hay estudiar. Yo tuve una formación muy completa: clases particulares, conservatorio y tocar con grupos de amigos.  

-Tu música es un homenaje a la música latinoamericana, pero plagada de influencias. ¿Qué te inspira a la hora de componer?

MG: Yo no compongo solo. Trabajo con personas que vienen de Argentina y latinos instalados en Francia. La gente suele asociarme al jazz, como al lado de artistas como Dee Dee Bridgewater y Magik Malik. Pero, por otro lado, por ejemplo, yo tenía mi grupo Minino Garay y los tambores del sur -que estaba basado en cajones y bombos legueros- y nunca me limité a la música argentina.

Siempre estuve abierto a otro tipo de ritmos, pero siempre tomados desde el punto de vista mi tradición. El hecho de haber sido uno de los primeros percusionistas que se abrió a otros estilos hizo que mucha gente me llamara y, a lo largo de muchos años,  me permitió grabar más de 150 discos.

-¿Qué es lo que más te gusta de presentarte en vivo? 

MG: El punto fundamental es que estás ahí para divertir a la gente y tenés que hacer que ese momento sea diferente para la persona que te escuche. Yo tengo muy claro eso: puedo un día estar haciendo un cuarteto en Córdoba con La Mona Jimenez y al otro estar en Nueva York con Bridge Dee Dee Bridgewater. Yo sé donde estoy parado y quien soy, y eso me permite disfrutar de todo lo que hago. 

-Pasaste una parte de la cuarentena en Argentina, ¿cómo fue la experiencia? 

MG: Personalmente aproveché muy bien la cuarentena. Pude pasar entre 5 y 6 horas por día en mi estudio trabajando, tocando y preparando cosas por Internet con amigos. Y sobre todo mucho estudio. 

-Para terminar, ¿tenés un consejo para los jóvenes que quieren hacer carrera en la música?

MG: Lo principal que tiene que hacer un joven es estudiar y tener la inteligencia de encontrar la persona que lo va hacer descubrir cosas, que le va abrir la cabeza. Esa persona que te va a decir lo justo, no alguien que te va reprimir. Siempre ir con un referente que te haga bien. El cuerpo sabe cuando algo te hace.  Y, en definitiva,  siempre tratar de acercarse a los músicos que uno admira y tratar de averiguar cómo piensan. Es fundamental porque la transmisión oral va a seguir existiendo a pesar de que hoy podamos encontrar de todo en Internet.