Osvaldo Bayer protagoniza un documental sobre "El arte de comunicar"

De 12/12/13

Cine

Osvaldo Bayer protagoniza un documental sobre "El arte de comunicar"

Osvaldo Bayer protagoniza un documental sobre "El arte de comunicar"

El intelectual argentino comparte el cartel con Stella Calloni y Carlos Aznárez, los tres interpelados por Julio Ferrer, un joven estudiante de la Universidad de La Plata que los toma como referentes en lo histórico y lo ético. En "El arte de comunicar…", sus protagonistas son llevados a recordar sus comienzos en el oficio y de algún modo los tres coinciden en historias donde el periodismo se confunde con la militancia en un todo que busca ser ejemplo para las nuevas generaciones.

El eminente Bayer parte de su infancia y su interés por la Patagonia, que lo llevó a investigar y a escribir lo que fue "Los vengadores de la Patagonia trágica", rebautizado como "La Patagonia rebelde" a partir de la película de 1974. Su sinceridad brutal lo lleva a enfrentarse con un empresario sureño, que le recrimina su interés por las injusticias sociales cotidianas, a fundar un diario propio, La Chispa, en alusión al Iskra de los bolcheviques, su paso por Clarín y finalmente su doloroso exilio a partir de 1976.

Otro tanto hace Calloni, emblemática corresponsal de guerra en Centroamérica durante mucho tiempo, que debió asilarse en México en los años de plomo y da una clase de responsabilidad donde no sólo pide a los jóvenes veracidad en la información sino también belleza en la escritura. Aznárez se ubica en la puerta de lo que fue el breve pero intenso diario Noticias, vocero del Peronismo de la Base y el grupo Montoneros, en el que figuraban importantísimos intelectuales de los años camporistas y cuya democracia interna albergaba incluso al radical Leopoldo Moreau.

Los tres refieren sin embargo a un nombre emblemático, el de Rodolfo Walsh -para el emocionado Bayer fue "el más importante de todos"-, fundador a partir de 1976 de ANCLA, la Agencia de Noticias Clandestina que, mimeógrafo y contrainformación mediante  subsistió hasta poco después de su muerte en combate.
El documental padece, sin embargo, de una morosidad que resiente su estructura, y que si bien mezcla los testimonios de sus entrevistados termina repitiéndose en su intención, por lo que no le vendría mal alguna poda.

Menos calidad obtuvieron los cortos del país anfitrión "La Trucha", de Luis Ordóñez Doñas Gómez, con un larvado lesbianismo, y "Clown, el circo de Cuba", documental de Claudia Rojas Morales desprovisto de todo interés cinematográfico. Por lo menos hermético resultó "La Trucha", que aborda la relación entre una presumida bailarina clásica y su maquilladora, una gordita que redondea sus ganancias componiendo el personaje de Gloria la Trucha en fiestas privadas.

En una de esas ocasiones, la performer se encuentra con que ha sido sustituida por otro personaje llamado Robertito, lo que hace pensar que se trata de alguien travestido, pero las cosas devienen distintas.

Muy bien fotografiada, con gran uso del sonido y buenas actuaciones de Edith Masola y sobre todo Alegnis Castillo como las protagonistas, el título de 20 minutos de duración hizo pensar en un ejercicio para los amigos y colegas, esos que aplaudieron a rabiar al finalizar su proyección.

Por su parte, "Clown, el circo de Cuba" es un video semicasero que muestra a una veintena de payasos locales -hombres y mujeres- quejosos porque su arte se ha trasladado sobre todo a la TV y está a cargo de improvisados que no conocen a fondo el oficio. El filme dispara directamente contra la estatización de los circos y algún integrante del conjunto aboga por la aparición de algún empresario que pueda adquirir una gran carpa y emplearlos a la manera capitalista, sin notar que eso puede dar vuelta la historia, no sólo la de su oficio.

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